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El terror tiene muchas formas y la muerte cercana es una de ellas. Este blog empezó en tono irónico y burlón como manual de ayuda para dejar de matar como quien necesita dejar de fumar, partiendo de un libro ‘Inocencia Muerta’. Los primeros capítulos de este libro tienen una presentación en este blog y pueden leerse en su enlace. El resto de las historias pueden leerse en el libro.


Cuento 10º "A burro muerto, cebada para el rabo"


  Dichosa conciencia que tenemos cada cual y tan diferente una de otra. Todos podemos llegar a tener nuestra propia conciencia y cuidado que son muy diversas. Me contó un amigo que después de una dura jornada (no porque su trabajo fuese agotador sino por lo pesado que era aguantar a su jefe) llegaba a casa y se ponía con la consola a matar monstruos. Se pasaba horas imaginando que cada uno de los bichos era su jefe. Me decía que así se quitaba la tensión acumulada. Me demostró que no ra verdad y que esa tensión seguía en su cuerpo, un día festivo por la tarde. Paseábamos tan enfrascados en nuestra conversación que no nos dimos cuenta de que habíamos cruzado un semáforo de peatones en rojo. Sentimos el claxon de un Audi que tuvo que frenar para no atropellarnos y al girarnos hacia él vimos como el conductor cabeceaba enérgicamente de indignación. Inocentemente me acerqué al conductor indicándole que me bajase la ventanilla, sin otra intención que poder pedirle perdón por nuestra imprudencia. El hombre al ver que me aproximaba salió del coche gritándome.
- ¡Ven, ven hijo de puta! ¡A ver esos cojones!
  Me paré en seco porque estaba clarísimo que el conductor confundía mi intención. Ante la provocación del hombre mi amigo tuvo los cojones, que yo confundido aún andaba buscando. Los dos se enfrascaron en una discusión de insultos que no conducía a nada, por lo menos nada bueno.  Intenté decirle al conductor en palabras ahogadas, por los gritos de ellos dos, que tenía razón, pero que tampoco era manera de salir insultando sin más. Cuando me quise dar cuenta, era tarde. El conductor y mi amigo habían llegado a las manos.
  Después de la reyerta, mi amigo y yo, fuimos a un bar a tomarnos unas cañas. Estábamos riendo como si hubiésemos salido del cine de ver una película de cachondeo. En la conversación que tuvimos en ese momento mi colega me confesó que, si en el momento de máxima excitación hubiese llegado a tener una pistola, como la del juego de su consola, se la habría descargado completamente en la cabeza al maldito conductor. También que si hubiera sido así ahora su conciencia le habría desquiciado. Hay diferentes formas llenar la conciencia y otra es la del siguiente capítulo.


Cuento (llamémosle) X “Para morirse, siempre hay tiempo”

  Esta representación está fuera de los capítulos del libro inocencia y también podría tener un segundo título como "Muerte entre los perfumes" en alegoría a una famosa película donde aquí los extractos de las flores ya han sido enfrascados"

Se abre el telón y aparece la siguiente escena representando un velatorio


-¿Alguien le quiere dedicar unas últimas palabras?
-Gracias por dedicarnos todo tu tiempo
-A mala hora te fuiste.
-Conocerlo no fue ninguna pérdida de tiempo.
-Seguirá con nosotros, aunque solo marque la hora correcta dos veces al día.
-No somos nada, a todos nos llega nuestra hora.
-Descanse en paz por la eternidad. Amén.
-Amen.
-Un minuto de silencio, por favor.
...
-No perdamos más tiempo, que le den. No hay ni un segundo más que perder en alguien que se tomaba un día entero para marcar 24 horas.
-¡Animal! Más respeto por su vida.
-¡Respeto! Cada minuto de su vida nos consumía la nuestra.
-Tic, tac, tic, tac...
-!!!!!!!!!
-Parece que aún le queda cuerda para rato.

Capítulo 9 “Donde hay burro muerto, no faltan cuervos”

Permitidme que me salte la presentación del desagradable capítulo 8 para dar paso a este bonito capítulo 9

 


Partimos de una historia a la que debemos dar una solución: Son tres hermanas, dos de ellas gemelas. Una gemela muere por accidente y María, la hermana que no es gemela, conoce por primera vez en el entierro a una persona apegada a la familia de la que se enamora.  A la semana siguiente muere asesinada la otra hermana gemela. La historia no es exactamente así, pero la adorno un poco más para dar más posibilidades. Ahora piensa que pasó… tic, tac, tic, tac. Si tú deducción es que el desconocido, o tal vez otra persona mató a las dos gemelas porque no sabía a quién quería matar y así se aseguraba, tienes imaginación y seguro que puedes crear historias geniales. ¿Cuál sería la respuesta de un psicópata? Te voy a dar la solución como si la historia discurriese en la mente de alguien con posibles problemas de sociopatía: “Maria quería volver a ver al desconocido y la forma más fácil era provocar otro entierro en la familia.”

 Creo que esta historia es un idóneo primer plato para continuar con el segundo, que podéis leer en el libro de “Inocencia Muerta” 

Capítulo 7 "La curiosidad mató al gato"

  ¿Qué se siente matando a otro ser humano? Tal vez sea esa la motivación la que mueva a un nuevo asesino. Complacer su instinto o experimentar una nueva sensación. Desde luego es tal vez el motivo más egoísta que puede haber para cometer un crimen. Eso sin contar que hay que estar demente. Y lo peor vendrá después, si le coge el gustillo y pasa a convertirse en asesino en serie. Y puestos a hablar de “series” en asesinos en serie, Dexter, buenísima. En siguiente relato, de absurdo total, imagino un grupo de personas psicópatas que carecen sentimientos hacia el resto de los mortales. Si existe un porcentaje de personas que son incapaces de ponerse en la piel de los demás y que no llegan a percibir que es el sufrimiento, ese porcentaje también tiene un subgrupo que ya le importa un pepino hacer daño o incluso matar. Y los peores son los que se excitan realizando el mal. Por eso, si se nota que una mínima parte de nosotros, aunque sea muy mínima, tiende al subgrupo, es mejor tratarse. No se debe guardar en silencio como pecaditos, se debe ir derecho a pedir ayuda psiquiátrica antes de que degenere. Porque todo tiene su tratamiento, y no vale la excusa de que ya se me pasará, porque no es como estar borracho, es más bien como ser alcohólico, salvando las distancias.